La esencia de la existencia y desarrollo del ser humano, centra su formación y carácter en el seno de la familia. La estructura de la familia permite el crecimiento de los valores, pensamientos, personalidad y comportamiento de todos los miembros que lo conforman.
La estructura clásica de una familia está planteada por mamá, papá e hijos; sin embargo, la variedad de la realidad social permite la conformación de otros miembros como abuelos, tíos, padrinos entre otros, como miembros activos que cumplen un rol y una directriz dentro del grupo.
Lo realmente cierto es que el núcleo familiar era, es y seguirá siendo, la primera experiencia válida en el progreso de una sociedad. Tristemente las familias rotas, donde se vive parcialmente con un sólo miembro o en diferentes casas al tiempo sin tener límites, o peor aun, cuando la presencia de sus padres o apoderados no es constante, ni formativa, ha desencadenado una nueva presencia social de jóvenes y adultos desequilibrados, inconstantes, sin normas y con poco sentido de la empatía y el compromiso por otros , trayendo consigo grandes pérdidas humanas y sociales difíciles de reparar.
Mi invitación hoy es recordarles que el compromiso con la sociedad presente y futura, recae en cada uno de nosotros adultos, quienes debemos replantear nuestra visión del mundo; incluyendo la capacidad de comprometerse con otros , hijos, padres, pareja, de una manera constante y armónica que abra las puertas a la transformación positiva de nuevos grupos humanos, donde prime la fe en el otro, la solidaridad, el compromiso y sobre todo el amor por todos y todo, así se abrirán las puertas a una gran sociedad evolucionada y feliz.
Sandra Patricia Fernández
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