ENSEÑANZAS Y REFLEXIONES SOBRE
TODOS SOMOS UNO, EL HALLAZGO DEL ESPÍRITU
¿CÓMO APRENDEMOS TOLERANCIA?
Cada día en nuestra vida tenemos la oportunidad de ser tolerantes y aplicar la tolerancia a otros, pero realmente creo que es una de las acciones más difíciles que tenemos por aprender.
Parte de la belleza que tiene el mundo es la variedad en todos sus aspectos en las conductas, creencias y pensamientos y en general en todos los matices que componen al ser humano.
Esa diversidad nos hace completos, un pedazo de cada uno como un rompecabezas, que al unir las piezas se forma un todo. Comprender eso y practicarlo son dos temas opuestos. Vivimos en una burbuja donde creemos que lo distinto es malo, y debemos cambiarlo y/o rechazarlo, nos falta abrir nuestras mentes y expandir nuestro corazón para entender las infinitas posibilidades que brinda la creación, de enriquecernos con la diferencia del otro y complementarnos.
Nos quejamos si el vecino oye música fuerte, porque “a mí me gusta queda”, que si el otro anda en moto,” cuando yo prefiero la seguridad del carro”, que si el otro es musulmán o hinduista o budista, y va a templos diferentes al nuestro y reza de forma extraña. Pero que equivocados vivimos. Rechazamos personas porque el color de la piel es contrario al nuestro, porque vive en un estrato distinto o porque no asiste a la misma aula escolar a la que nosotros fuimos.
¿Cuándo veremos más allá?
Tolerar es aceptar, es acoger, es asimilar lo que el otro tiene para dar, ya que, en su grandeza, complementaría de maneras increíbles la nuestra.
Cada alma vino a este mundo a aprender. Por lo tanto, su camino y experiencia siempre van a ser diferentes. A pesar de vivir en una misma familia, siempre se ha visto lo disímiles que son entre si los hermanos, aunque hayan sido criados de igual forma; o entre católicos o jainistas o entre sintoístas y budistas etc. quienes, a pesar de seguir preceptos similares, actúan según su propio carácter o criterio ¿Por qué? Porque cada uno necesita asimilar cosas únicas para su evolución y un mismo acontecimiento siempre será observado con diversas ópticas.
Esta pluralidad de formas de ver la vida no es mala o rara, por el contrario, es muy positiva, es lo increíble de ser humano, lo enriquecedor de vivir entre la variedad y la complejidad del otro.
Cuando captemos que cada gota de información que recibimos y no aceptamos por falta de tolerancia, es un retraso en la evolución de nuestra vida y por supuesto de nuestro espíritu, podremos recapacitar y abrirnos más al servicio del amor y la comprensión.
Creo que es un camino largo que aun debemos recorrer, pero vale la pena hacerlo, nos evitaríamos muchos sufrimientos y tropiezos si viéramos más a los otros, si fuéramos más empáticos y aprendiéramos de sus propias vivencias, tanto como de las nuestras.
Yo he ido interiorizando poco a poco y a lo largo del tiempo, que cuando uno rechaza una persona, debe detenerse por un momento y buscar más allá; analizar cómo fue o es su vida, él porque es así, que lo hace actuar de una u otra forma, de donde viene, porque es practicante de un credo y no de otro, que antecedentes de su vida lo hacen ser como es y así, aunque no se sienta empatía o cercanía con esa persona, habremos aprendido y comprendido algo nuevo, algo que permitirá un paso adelante en nuestra evolución y en nuestra capacidad de tolerancia.
No quiere decir esto que todo es aceptable y cualquier libertinaje salido del irrespeto a otros debe admitirse sin miramientos, sin embargo, si quiere decir que, al analizar la situación, ¿comprendiendo por qué? Y el cómo de esa persona, podremos hacer cambios como sociedad para mejorar, respetar e incluir a otros en el proceso.
La tolerancia es un camino largo, que como humanidad debemos trasegar.
Si observamos con detenimiento, realmente vemos cada día que ninguna persona es tan tolerante y respetuoso como debería ser, porque nos invaden los prejuicios, las enseñanzas que nos sesgan por raza, religión, región y mucho más. Por eso yo los invito, y me invito también, a revisar cada acto de rechazo o desamor con el otro, encontrando el porqué de nuestro comportamiento, de donde proviene el repudio o censura, y que tanto nos afectaría como personas abrirnos a esa diferencia.
Creo que es un principio interesante por el cual podríamos iniciar, sin pretender relacionarnos directamente para no sentirnos obligados, ni actuando contra nuestros principios.
Implica sólo dar un paso a la vez, para gradualmente alcanzar la meta.
Sandra Patricia Fernández
Autora libro “Todos Somos Uno, El hallazgo del espíritu”
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