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¿POSEER, ATESORAR, NECESITAR? CUAL ES EL CAMINO. Reflexiones después del libro Todos Somos Uno. Autora Sandra Patricia Fernández

 

 

 ¿POSEER, ATESORAR, NECESITAR? CUAL ES EL CAMINO.

 Reflexiones después del libro Todos Somos Uno. 

Autora Sandra Patricia Fernández

 

 

 
 

Cientos de años han pasado desde que la humanidad apareció en la faz de la tierra y durante esa evolución las necesidades cambiaron según los factores del momento.

Empezaron aquellos seres antiguos buscando alimento, techo y resguardo de las fieras y del clima inclemente; poco a poco con esas necesidades cubiertas buscaron estabilidad y lugares únicos donde habitar, que suplieran de nuevo su hambre, sed, ropaje y techo, pero sin movilizarse tanto y entonces, se volvieron sedentarios.

Muchos de esos hombres sedentarios se fueron agrupando para encontrar juntos su sustento, cazar y sembrar la tierra formándose en el proceso pueblos y posteriormente ciudades. Y fue ahí donde la humanidad se empezó a complicar. Al tener cubiertos sus requerimientos esenciales , el hombre deseó más, y comenzó a descubrir nuevos instrumentos y elementos variados que les daban cada vez mayor comodidad; algunos también comenzaron a buscar algo más, una conexión más espiritual y elevada que inició adorando en su proceso todo aquello desconocido y a lo que podían temer, la naturaleza fue su primera adoración; con el tiempo llegó la comprensión de los elementos y reverenciaron a seres más poderosos reales o imaginarios que encontraron a su paso, hasta que con la experiencia y la comprensión del mundo llegaron a conectarse realmente con la luz divina.

 Poco a poco esos dos grupos se encontraron en la medida que se convertían en pueblos y ciudades.

Cada proceso de desarrollo de las criaturas vivas que hoy llamamos homo sapiens, ha exigido mayores estándares de comodidad y confort, tanto físicos como espirituales llegando hoy en día a niveles inimaginables. La sed de conocimiento y creación se ha vuelto imparable, y en esa sed de más, se han creado requisitos que, aunque no son importantes percé, se les comenzó a dar un mayor valor. Sucede entonces que ya no es necesario sólo un techo, debe ser una casa grande y lujosa, ya el trueque no es utilizado, sino el dinero y entre más mejor; ya la carreta y el buey pasaron a los recuerdos y hoy buscamos carros más cómodos y lujosos, ya el hacha y el barco a vapor son solo del pasado y la más descrestante tecnología se ha abierto camino.

Las necesidades que un día fueron imprescindibles para la supervivencia, se han transformado con tal magnitud que hoy ya no queda claro a las nuevas generaciones que es realmente lo importante, perdiendo muchos su camino al no saber donde depositar sus valores y convicciones, y peor aún, con la distorsión que se ha creado han confundido su proyecto de vida. No podemos decir que todo ha sido malo, no, pero si hay una alteración que genera una bruma constante entre lo que de verdad necesitamos y lo que la sociedad impone.

Hoy por hoy, la búsqueda se basa en encontrar “LA FELICIDAD”, trastornada esta también, por la presentación del mundo tecnológico y las redes sociales unidas a él, donde se maneja un mundo imaginario ideal y enaltecido, pero no real, que crea sueños a veces inalcanzables porque se presenta con demasiada perfección y sin las normalidades del mundo cotidiano.

Quiero recordar a quien lea hoy estas palabras, que lo verdaderamente valioso no se encuentra en suplir cada vez más los vacíos que el mercado invita a llenar, con compras desmedidas y con un afán de conseguir dinero sin límite para comprar aquello que debe ocupar nuestras vidas; lo verdaderamente valioso y que debe seguir siendo nuestra meta de supervivencia es retroceder en el tiempo y recordar que lo básico de la existencia es aquello que completa la vida ; un proceso espiritual colmado de amor por Dios y la humanidad, un encuentro en familia con camaradería y buenos momentos, la contemplación de una puesta de sol, el respeto a los mayores y su sabiduría, la disciplina que lleva a concretar metas y sueños por dar algunos ejemplos.

Estamos viviendo una realidad alterna que confunde el deseo con la necesidad, con tantos apetitos, comportamientos alocados y lujos, que nos desenfocan.

Retornemos de nuevo a la búsqueda de nuestras verdaderas prioridades y aferrémonos a ellas con pasión y corazón, teniendo en cuenta estas simples premisas

 “Menos cosas, más corazón, menos comportamientos erráticos, más tiempo de calidad con seres queridos, menos bulla y más silencio, menos rollos externos y más conexión interior”. Con estas sencillas ideas podremos desandar los tiempos oscuros y encontrar de nuevo el camino de la luz y la paz como humanidad.

 

Sandra Patricia Fernández

 

 
 
 
 


 

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