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QUIERO UNA PLAQUITA NUEVA Autor. María Teresa García. ( Literatura infantil. )

                     QUIERO UNA PLAQUITA NUEVA 

 

 

Se acercaba el fin de año y yo no sabía porque me habían dejado solita,atada a un árbol en un sitio que no conocía.

 La cadena y el lazo me estorbaban y no me dejaban rascar la panza con mi patica.-¡

Una mariposa! Pero tampoco la podía alcanzar con mi hocico. Solo para saludarla, nunca me la comería. 

De pronto, mis orejas se movieron y escuche a lo lejos un sonido estupendo,un crujir de bolsa de galletas, de mis preferidas. No lo podría confundir porque,además del sonido, ese olor a vainilla llegaba a mi nariz para recordar lo deliciosas que eran. 

No pude esperar más. Halé muy fuerte para salir corriendo a alcanzar esas galletas y de pronto escuché un “Crac” y quede libre. Ya podía correr para buscar mi premio. 

Pero ahora que ya estaba suelta lo pensé mejor y decidí no comer galletas sino conocer el sitio. Caminé alegremente por esa carretera llena de flores de colores, de pájaros cantando y de olores nuevos. Mi colita no dejaba de moverse. Ya parecía un helicóptero.  

De pronto vi algo negro que se movía entre unos arbustos. Yo aún era una cachorra joven y muy curiosa,así que despacito me arrimé y metí mi trompa para olfatear a mi nuevo amigo,pero de la nada el saltó y maulló tan fuerteque me asusté y salí corriendo en dirección contraria. Había aprendido que a los gatos no les gusta jugar siempre y menos con una perrita tan linda como yo. 

 A lo lejos vi una casa muy bonita y en la entrada a un perro grandote echado en el prado. Debía ser ya viejo porque su mirada era de perro sabio y amable. Así que me dije, voy a hacer otro amigo y me fui con mi colita levantada y feliz a saludarlo. 

Me acerque, lo olfateé, camine a su alrededor con cautela, por si tenía que correr como cuando me asusel gato y de pronto noté que tenía un hermoso collar rojo del que colgaba una linda ruedita que tenía unos símbolos grabados por los dos lados. Eso lo hacía un perro más elegante e interesante.

 -Soy Masai, me dijo con su voz grave pero amable. Eslo que dice en la placa de mi collar.

 Ladeé mi cara para ver mejor la placa. Yo nunca había tenido una. Se veía tan linda.-¿Y que más dice? Le pregunté.

-El número de teléfono de mi familia por si me pierdo. Para que siempre pueda volver a casa. 

De pronto escuche risas y voces que se acercaban. Era la familia humana de Masai. Se veían alegres, juguetones y amigables.  

Me paré muy juiciosa, puse mi mejor caray moví mi colita tan rápido como pude. Levanté una de mis patitas para que entendieran que me daba mucho gusto conocerlos y que sería muy feliz si ellos eran mis amigos. 

 Lo debieron entender porque me saludaron muy efusivos y me acariciaron la pancita. ¡Se sentía tan bien! No se cómo se enteraron que eso era lo que más me gustaba.  

Creo que también se dieron cuenta que tenía mucha hambre y sed porque me invitaron a seguir a su casa y Masai, muy generoso,compartió su plato conmigo. Cada que me miraban parecía que leyeran mi mente. Cortaron el lazo que tenía atado en mi cuello y me dieron un delicioso baño espumoso y refrescante que me hizo oler rico y sentirme fresca y limpia. Que suerte tenía Masai de vivir en esta casa. 

Más tarde nos fuimos de paseo. Caminamos por muchas partes y ellos preguntaban a los vecinos si me conocían, pero yo era de otra parte lejana y nadie sabía de dónde. 

 Yo miraba a Masai y me imaginaba tener algún día una plaquita con un teléfono de una familia que me cuidara. Ya se hacía tarde y volvimos a casa. 

Mi colita nuevamente se movía sin parar al darme cuenta que ya me tenían una camita caliente para dormir y que entre todos decidieron ponerme un nombre para llamarme. 

 -Que se llame Zeta dijo mi nuevo hermano humano. Es la última letra del alfabeto y hoy es el último día del año y será último en que ella esté sola.

 -Bienvenida Zeta a la manada me dijo Masai. Serás parte de la familia. 

 -¿Y tendré plaquita? Le pregunté.

 -Estoy seguro que te pondrán una muy bonita. 

A los días, cuando estaba un poco más llenita y ya no me rascaban las pulgas que venían conmigo,llegó un paquete. 

Sonaba como bolsa de galletas de vainilla pero el olor era diferente. Era un olor nuevo. 

Arrime mi hocico para ayudarles a abrirlo más rápido y de pronto vi como sacaban una hermosa correa rosada. Era la más linda del mundo y de ella colgaba una plaquita en forma de hueso con unos símbolos grabados por los dos lados. 

Mi mamá humana me la puso y me dijo: 

-Por este lado dice Zeta y por el otro lado nuestro número de teléfono para que nunca te vayamos a perder. 

 Mi colita ahora que no podía parar de bailar.  

Masai me enseño muchas cosas. A ser obediente y cariñosa, a no regar la basura, a cuidar el jardín y a comer de manera bonita. Pero un día me dijo que ya estaba cansado y tenía que partir. Se quedó dormido pero me dejó encargada de cuidar a la familia

 Ahora soy adulta y cargo feliz mi plaquita con esos símbolos tan bonitos donde dice Zeta y cumplo todos los días con lo que Masai me pidió: Hacer feliz a mi manada.

                                                                                    MARIA TERESA GARCÍA

 

 

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