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EL ÉXITO LA RELATIVIDAD DE LA VIDA Historias detrás del libro " Todos Somos Uno" Autora Sandra Patricia Fernández

EL ÉXITO

LA RELATIVIDAD DE LA VIDA

 
 

Arturo entrena cada día tenis, sale del colegio, su mamá o su abuela lo llevan a entrenar después de estudiar y aun los sábados y domingos sigue practicando.

Su familia se siente muy orgullosa de él por su disciplina y por el gran tenista que va a ser, con todos los que se encuentran comentan la felicidad que está trayendo a la familia y el joven exitoso que va a ser al triunfar en un deporte tan estricto.

Pero él tiene otro sueño, él sólo quiere más que nada ir al cine, comer hamburguesas y compartir un fin de semana normal con sus amigos y si fuera posible tener una novia. Desea por sobre todo ir a fiestas y a los paseos que el colegio organiza, pero no puede, el sueño de sus padres se lo impide.

 Para Arturo, tener amigos y ser normal, sería su triunfo.

 

Debemos tener cuidado con lo que deseamos, soñar y tener metas es quizás uno de los motores más importantes para mover al mundo, pero … nuestros sueños no son los de los otros, quizás ni siquiera los de nuestros hijos. No debemos atropellar a otros, aun con amor, para alcanzar los deseos de nuestro corazón, si trabajar incansablemente por ellos, pero no inducir a que otros lo hagan en nuestro nombre.

Alcanzar el éxito es muy relativo, para cada persona tiene un significado diferente y comprender eso nos da apertura a la tolerancia y a la felicidad diaria. El éxito no sólo se mide en dinero y en estatus social, como se pretende creer; para algunos es llegar a obtener los más altos títulos académicos, otros en cambio sólo desean conseguir un trabajo que les permita vivir decentemente; para ciertos jóvenes tímidos y poco sociables, el éxito significa tener dos amigos y encontrar con quien disfrutar un fin de semana.

Este mundo está colmado de soñadores, algunos sólo se quedan soñando y otros deciden trabajar fuerte por ellos; otros deciden que sus hijos deben lograr lo que ellos no pudieron y los inducen o presionan para alcanzarlos como muestra de amor; unos pocos entienden que la vida es sólo una, y que apegados al motor de ella, tener éxito puede ser simplemente disfrutar de un día de campo, terminar de leer un nuevo libro cada mes, o superar sus propios obstáculos, como alcanzar una dieta que por muchos años le costó dificultad completar.

Si entendemos esas pequeñas diferencias en términos de ver el éxito, dejaremos de vivir en tanta presión social , perderá valor ser la mas delgada, o la más rica o el más musculoso o de competir por quien tiene el carro o la casa más elegante; se perderán de vista todos los modelos excéntricos e irreales de las redes sociales y quedarán atrás enfermedades actuales como la depresión, la bulimia, la anorexia, la obsesión  por los sistemas y tantas otras enfermedades modernas que salen en su mayoría, de una sociedad con pensamientos frívolos y poco coordinados con la realidad.

 

El verdadero éxito consiste en vivir intensamente al calor de los buenos sentimientos, familia, amigos, colegas, gente del común que te sirve o a la cual tú le sirves, con el mismo respeto y cariño.

Nuestra sociedad está enferma actualmente, y debemos sanarla, pero esa mejora depende de los cambios que cada uno de nosotros generemos al interior de nuestros corazones, de nuestras familias y de nuestros círculos de vida.

Esta sociedad necesita dejar atrás pensamientos absurdos e idealizados sobre el cuerpo, la belleza, el concepto de riqueza, para calmar así las envidias y odios sociales que esas distorsiones generan.

Sanemos de una vez por todas nuestra sociedad comprendiendo que todos somos iguales, tenemos necesidades, sueños, miedos, metas, obstáculos, sentimientos y deseos, que deben ser canalizados hacia conceptos positivos, congruentes, pacíficos, y sobre todos llenos de tolerancia hacia los defectos propios y ajenos.

Sanar nuestra sociedad implica hoy mas que nunca un trabajo serio, donde descubramos los verdaderos valores que como seres necesitamos. La capacidad de dar y recibir, de amar y compartir, de pensar y crear, la habilidad de construir, diseñar, analizar y hacer florecer todo con trabajo y constancia. Como grupos, colegios, universidades, familias, gobierno, empresas, y más, tenemos hoy un reto muy grande, encontrar que nuestro futuro depende de la visión positiva que todos le demos, de la capacidad de construir, inventar y generar beneficios propios y comunes; de cambiar la mentalidad egoísta y superflua por una verdadera mentalidad de amor, tolerancia y misericordia.

Esto permitirá con el tiempo sanar heridas, para volver a los tiempos donde podíamos tener un paraíso en la tierra.

Todo depende de hacer el cambio y el cambio está en nuestro corazón.

Sólo ahí hablaremos nuevamente de tener éxito, éxito como humanidad, como especie y como generación.

                                                                       Sandra Patricia Fernández

 

 

 

 

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